Un gobernador para risas, decepciones y preocupaciones





El gobernador del Quindío Juan Miguel Galvis es el personaje del año, no por sus realizaciones como gobernante, sino que se ha prestado para ser el hazmerreír de los ciudadanos, especialmente los más politizados, con su disfraz de Papá Miguel, y sus brincos de malabarista en las tarimas donde habla.

Esa condición ha generado no solo risas, sino preocupación, por la cantidad de promesas y mentiras que ha dicho a lo largo de estos dos años, como construir en su gobierno un tren turístico entre el aeropuerto El Edén y la antigua Posada Alemana, para lo cual ha hecho varios viajes al exterior, de cuenta del erario de los quindianos. Pero también preocupación por inversiones y gastos innecesarios como el alumbrado del edificio de la Gobernación con una inversión de $5.400 millones de pesos, mientras las carreteras veredales y los puentes se caen a pedazos, por mencionar una sola de las decenas de necesidades del Quindío. Esta no es una ‘pásela por inocente’, hoy Día de los Santos Inocentes, sino una triste realidad que viven los quindianos con este gobernador para risas y profundas decepciones, como muchas preocupaciones.